DE QU脡 manera me he dirigido hacia el mismo sitio en que acab贸 mi padre. Recuerdo que en sus 煤ltimos diez a帽os, cuando ya estaba marginado por todos como ser extravagante y “calamidad” de persona, se recluy贸 en s铆 mismo y ya no se trataba con nadie, pero si acud铆as a la cuadra te lo pod铆as encontrar all铆, hablando a las vacas y hasta haci茅ndoles gestos con los brazos, como montando una obra teatral para ellas. Parece que necesitaba visualizar su soledad, representar su historia, cargarse de razones: tambi茅n 茅l ten铆a sus maneras de escribirse.